Contaban los organizadores de Londres 2012 que la ceremonia de apertura de los juegos de Pekin había sido tan espectacular que era imposible ni siquiera intentar superarla. Así que en vez de lanzarse a la loca aventura de quedar por encima de ellos decidieron mandarlo todo al cuerno y hacer algo a su estilo, algo que fuera más con su flema británica. Así que tomaron prestado un poquito de Shakespeare, un mucho de la musica del país, lo aderezaron con su peculiar sentido del humor y tiraron para adelante. Lo que les salió fue muy diferente a lo de Pekin, que seguramente sea lo más grandiosa que se ha hecho hasta la época, pero salieron airosos del trance y realizaron una ceremonia espectacular. Así la narramos hace 4 años.
Los brasileños debieron pensar más o menos lo mismo, que ellos podrían hacerlo a su manera y hasta incluso más barato. En Pekin se gastaron aproximadamente unos 100 millones de euros en la ceremonia. Londres más o menos unos 40. En Río no se sabe aún a ciencia cierta pero se habla de que disponían la décima parte del presupuesto de Londres así que… ¡imaginación al poder!
La primera parte de la ceremonia se basaba en contar la historia de Río más o menos como hicieron en Londres. Y con todos los respetos para la ciudad brasileña no todas las ciudades tienen una historia interesante que contar. Por supuesto que es importante conocer los orígenes de las distintas partes del mundo, pero eso no quiere decir que ni sea entretenido ni se lo tenga que contar a quien no te lo ha pedido. La historia de Río es sosa por llamarla de alguna manera y verla narrada en una ceremonia de este tipo la hace un poco más interesante que te la cuente un profesor de esos que duerme hasta las mantas, pero poco más. Se abusó mucho de los efectos ópticos en los que se simula que el suelo son diferentes cosas y esta parte de la ceremonia quedo bastante aburrida.
La única parte que les quedo maravillosamente bien es la que simulaban el crecimiento de las ciudades modernas mientras unos jóvenes iban saltando de edificio en edificio. Eso de diez, el resto regular.
Y lo más absurdo, al menos para mi, fue cuando pusieron la canción de la chica de Ipanema mientras Gisele Bündchen caminaba de lado a lado del escenario. Es una de las canciones más famosas de la historia y tiene una relación directa con Río… ¡pero nada de lo que hicieron tenía la más mínima relación con el deporte! Fue meter una tía buena por meterla y por lo que he comprobado todo el mundo aplaudió entusiasmado.
Luego llegó la parte de la ecología que se iba a convertir en el hilo narrativo del desfile de naciones. Que por mi muy bien y muy bonito y yo estoy al 100% a muerte con el tema, pero que a lo mejor habría que ponerse más serio con este tema en las cumbres mundiales sobre el clima y no hacer acuerdos de chichinabo. Pero bueno, que a mi me parece bien que se lancen este tipo de mensajes, que hay que concienciar a todo el mundo y que paz y todo eso.
Luego llegó el maldito desfile de naciones. El de este año y debido a las horas intempestivas (5 horas de diferencia con España) logro dejarme completamente grogui y mandarme al mundo de los sueños hasta el día siguiente. Es algo inevitable y de difícil solución pero es que esta vez duró 2 horas exactas, 20 minutos más que el de Londres y aquel ya fue eterno. Aburrido, aburrido y aburrido, pero es que al parecer en Brasil les gusta este tipo de cosas ya que en la siguiente parte se montaron su propio desfile con 12 escuelas de samba… ¡y era el mismo rollo! Vale, si estas en el estadio, si estas escuchando la musica y bailando te lo pasas bien. Pero para verlo desde tu casa es un autentico horror, un infierno. Aburrimiento máximo.
Así que tras discursos de presentación (mas aburrimiento máximo) llegó la parte final donde la musica brasileña se apodero del escenario y bueno, ni bien ni mal, al menos era bastante más entretenido que las 2 horas anteriores. Escuchar buena musica siempre es bueno para el alma.
La ceremonia del encendido del pebetero fue la cosa más sobria que he visto en mi vida. Llegaron con la antorcha al estadio, hicieron dos relevos y lo encendieron. Fin. Al menos el pebetero en si es una cosa espectacular nacida de la mente enferma de Lovecraft.
Ceremonia floja, sosa y de escaso interés. En fin, es lo que tiene no tener un duro para montarte un show en condiciones y basarlo todo en la samba. Que como decía Emilio Aragón, menos samba e mais traballar.
En la clausura de Londres ya hubo un pequeño rincón para Río y me temí que fuera un peñazo, recuerdo que al ver al barrendero bailar pensé «son capaces de estar cuatro horas así».
Londres 2012 logró transmitir lo que mola ser inglés, con cantantes que creías americanos y que descubrías en la ceremonia que eran british, pero Río no ha sabido molar tanto, ha sido un quiero y no puedo que donde mejor se ve es en lo de Giselle. Le reconozco el plano técnico casi perfecto cuando ves a Giselle desde atrás y parece que ella siempre está en el mismo sitio mientras es el escenario el que se acerca , pero la escena no tenía sentido y cada vez que cambian de plano se notaba. Hubiera valido más la pena hacer eso, con el plano desde atrás fijo, mientras una atleta llevaba la antorcha, pero «Giselle cruza el estadio porque sí» no es un buen concepto.