Tras la maravillosa y nunca suficientemente alabada cuarta temporada de esta serie la abandone. La deje en reposo sabiendo que desde la cima solo se puede ir cuesta abajo. Así paso un año, otro, otro más hasta que me entere que la serie estaba a punto de acabar y me entro la vena completista que tiene dentro de si todo comiquero. Cuatro temporadas enteritas casi de un tirón y efectivamente, dura es la caída.. pero con matices. Ha tenido sus cosas buenas y sus cosas malas, es lo que tiene alargar una serie hasta la extenuación. Todo tiene su momento y su lugar, y hay que saber cuando se ha pasado el tuyo.
Antes de nada decir que para mi el número óptimo de temporadas de una serie es siete. Es una duración lo suficientemente amplia para hacer lo que quieras con ella, para desarrollar los personajes, para hacer varios giros de guión extraños, para explorar otro tipo de géneros, en definitiva, son siete años que te dan de sobra para lo que quieras. Si en ese tiempo no has podido contar lo que querías es que eres un mal autor y no mereces que nadie siga viendo tu serie. Pero esto es un negocio y mientras los índice de audiencia sigan arriba las cosas se alargan y se alargan hasta llegar a ninguna parte. Cuando tu serie favorita anuncia su octava temporada, malo. Es muy rara la serie que ha llegado tan lejos y ha mantenido un buen nivel así que por norma, series de octava temporada = caca.
Volviendo a House, una serie de ocho temporadas… no, no hacían falta tantas, sobre todo por lo que comentábamos al principio, el canto de cisne de la cuarta. Aquello no se podía superar y no se hizo. Siguiendo la estela de aquella temporada, de centrarse más en los personajes que en los casos, la quinta temporada sigue teniendo a los pacientes muy de fondo, mientras que los protagonistas se van apoderando de más y más linea de guión y empieza a adquirir cierto tono de culebrón ligero. Se introduce una especie de triangulo amoroso con un nuevo personaje, House y Cuddy y se le va dando vueltas una y otra vez hasta su inevitable conclusión dos temporadas más tarde. El resto de personajes se lía entre sí o le da vueltas a sus relaciones quitándole gran parte de aquello que hacía especial a esta serie. Hay que alargar las tramas. De esta temporada solo destaco como algo especial el capítulo 20 llamado «Una explicación sencilla» que es algo totalmente inesperado y desolador, sobre todo porque llega sin avisar. Es de esos que te deja con un nudo en el estomago y con cierta pesadumbre ya que nunca sabes que puede pasar en este vida. Un buen capítulo que nos demuestra que quizá todavía quedan cosas que contar, pero que en esta quinta temporada no hemos vista. Se deja ver, pero poco a poco se intuye la decadencia
La sexta temporada empieza con un capítulo doble extraordinario que transcurre con House ingresado en un psiquiátrico Es uno de esos momentos que te hace recordar que House era un tío muy cabroncete y muy divertido… ah, que buenos tiempos aquellos. Resulta que cada vez que los guionistas abandonan la senda típica del caso de la semana se marcan un capitulazo brutal, y cuando vuelven a lo mismo de siempre terminan aburriendo. ¿Se darían cuenta mientras escribían los capítulos? Seguramente, pero la cadena paga y el caso de la semana es el caso de la semana.
Por lo demás la temporada transcurre de la misma forma que la anterior, volviendo a la línea de mediocridad que ya empieza a verse claramente. Hay algún capítulo decente, como cuando el foco de loa historia se centra en Wilson o en Cuddy y solo vemos a House en un plano secundario. Quizá lo más divertido es ver los casos en los que se meten cuando solo ocupan 5 minutos de pantalla. Otro símbolo más del desgaste. Igual que vino se fue y la temporada termina con un gran capítulo que parece más sacado de Urgencias, con un edificio derrumbándose y House metiéndose en medio del fregado. Cuando metes en House en otra serie triunfas…
La séptima temporada tiene un gran error y un gran acierto. El error es la consumación de la relación entre House y Cuddy, que no solo no tiene mucho sentido sino que difumina el carácter de House hasta hacerlo insufrible. Además, los guionistas parece que no se aclaran, en un capítulo ella le dice que le quiere por las razones X e Y y varios después dice que lo tienen que dejar por las razones X e Y, las mismas. Ni tiene sentido ni los guionistas tienen muy claro que están haciendo, así que los lían y los deslían y el personaje de Cuddy abandona la serie al terminar la temporada, supongo que ella también ha visto que no tiene sentido seguir en la serie.
El acierto es un nuevo personaje que se une al equipo, Martha Master, que es la otra cara de la moneda de House, tan brillante como él, pero con una ética totalmente intachable. Es lo único que aporta un punto de vista nuevo y original a la serie y que convierte en interesante capítulos totalmente aburridos. Incluso podían haber hecho un spinoff con ella, pero claro, no esta tan buena como el resto de actrices de la serie y eso se paga…
Esta temporada tiene capítulos totalmente insufribles y estúpidos (el del musical es para matarlos) con capítulos muy entretenidos como cuando House se dedica a recorrer el país con Trece. Siempre que abandona el hospital sale un capítulo bueno…
Como el primer capítulo de la octava temporada, el que se desarrolla en una cárcel Es el momento de darse cuenta que ya no hay más temas médicos que tratar y si más aventuras divertidas con House en cualquier otro sitio que no sea el hospital. Por lo demás, es una temporada totalmente innecesaria que no va a ninguna parte y que se arrastra agonicamente. El nuevo equipo que se montan no tiene química (pero sí tía buena en contraste con esa cosa con gafas que ni se sabe que es) y da todo un poco igual. Al final para acabar la serie deciden montarse una trama con la enfermedad de un personaje que simplemente tiene sentido como cierre final a una temporada que nunca tuvo que existir. El capítulo final es una especie de capítulo onírico que no aporta nada nuevo, ya que las preguntas que plantean han sido respondidas mil y una veces en la serie. Por supuesto, al final el destino de House es el mismo que el de Sherlock Holmes con esa muerte… esa muerte. Descanse en paz.
House siempre ha sido una serie por encima de la media debido a un gran personaje central cuya presencia elevaba la calidad de cualquiera de sus capítulos. Fue una serie en continuo crescendo llegando a una cuarta temporada espectacular con uno de los capítulos más grandes de la historia de la televisión: Congelado. A partir de ahí en picado cuesta abajo, pero al menos el viaje mereció la pena. Una buena serie, quizá con menos temporadas todo hubiera sido más redondo, Aún así, mereció mucho la pena. Voy a volver a ver la cuarta otra vez, así al menos me quedo con un buen sabor de boca.