¡Ay la ceremonia de apertura! Qué cantidad de sensaciones más encontradas, que carrusel de emociones más extrañas. Era a la vez la mejor y la peor ceremonia de la historia. Que cantidad de buenas ideas desaprovechadas, que grandes conceptos tirados por la borda. Qué cosa más bonita y más fea. Todo bien y todo mal.
Pero empecemos por el principio. La idea principal de esta ceremonia era llevársela fuera del estadio y aprovechar la belleza de la ciudad de París y las posibilidades que ofrecía el río Sena. Es una idea magnífica a la vez que ambiciosa de las que o triunfas o te metes la hostia más grande de tu vida. Y efectivamente, han triunfado y se la han pegado.
Lo de meter a las delegaciones en barco prometía bastante ya que en todas las ceremonias es la parte más aburrida con diferencia. Para mi ha sido todo un acierto porque por un lado el ritmo era marcado por la velocidad de los barcos y por otro alternaban desfile y actuaciones artísticas variadas. He leído alguna que otra crítica que de esta manera no se podía casi ver a las delegaciones ni se podía apreciar los trajes… pero mira, a mi el desfile cuanto más rápido mejor, que la moda está muy bien pero yo he venido aquí a ver deportes y espectáculo. En los siguientes JJOO yo metería a todas las delegaciones en todo tipo de vehículos, carrozas, camiones, calesas,etc . Motorización para todas las delegaciones es mi lema de campaña. Lo siento pero para mi el desfile es la parte más pesada y aburrida de todos los juegos y entiendo que tenga que celebrarse, pero cuanto menos haya que sufrirlo mejor.
Del resto de parafernalia me gustaría distinguir dos partes, la de día y la de noche. Básicamente porque de noche se puso a llover y eso contribuyó a que el resultado fuera un tostón insoportable del que no entiendo prácticamente nada y que tiró por tierra todo lo realizado anteriormente. Desde la parte que simulaban una especie de extraña desfile de moda (que ha levantado la ira de los más cerrados de mente por simular la última cena, una escena que ha sido representado decenas de veces en todo tipo de medios artísticos), todo fue mala decisión tras mala decisión, con imágenes muy poderosas pero muy mal ejecutadas que convirtieron esta parte de la ceremonia en un tostón insoportable, como ese caballo cabalgando por el Sena que como idea es espectacular pero que se hizo tan eterna que terminó por quitarle toda la gracia que tenía. De toda esta parte nocturna únicamente fue realmente espectacular la encendida del pebetero que esta ocasión se ha convertido en una especie de globo aerostático que luce grandioso suspendido en el aire. Pebetero bien, todo lo demás mal.
La primera parte de la ceremonia, la que sucedió de día, fue la más vistosa y cuya ejecución podía indicar que iba a ser la mejor de todos los tiempos. Aprovechando el uso de la ciudad, se mezcló el desfile de atletas con actuaciones y representaciones artísticas muy poderosas e impactantes. La idea de que la antorcha se moviera por los tejados de París era una genialidad y la trama que se fueron inventado a su alrededor fue maravillosa… lastima de la penosa realización que no terminó de sacar el jugo a todo el evento. En varios momentos se perdía el plano o no se captaba bien o se iba a lugares donde no estaba pasando nada. Es como si les hubiera faltado uno o varios ensayos generales, pero claro, a ver como ensayas nada en la parte más visitada de toda la ciudad.A todas las ideas de esta parte les doy un 10, pero a la realización le doy un vete la mierda, a la próxima me lo traes bien estudiado de casa.
Como conclusión decir que la ceremonia terminó siendo un extraño monstruo de Frankenstein que conjugaba momentos maravillosos y espectaculares con escenas incomprensibles y totalmente aburridas. Es una ceremonia que si la agarra un buen director de cine, la edita y le mete el ritmo adecuado, es la cosa más grande que se ha hecho jamás. Por desgracia lo que vimos ayer era un extraño mejunje que la mitad de las veces tenía un gusto a rayos. Es la definición perfecta de «en nuestras cabezas era espectacular». Me da mucha pena porque la idea era realmente sensacional y visto los resultados, bastante mejorable. Que sensación más agridulce de ceremonia la verdad.
Y bueno, empezamos los juegos, donde en los días previos he escuchado a una barbaridad de medios decir que vamos a batir todos nuestros récord de medallas, en concreto las de Barcelona 92. De eso hace ya la friolera de 32 años. Que yo confío en España, pero cada cuatro años estamos con la misma película y al final siempre es lo mismo. A ver si esta vez en vez de jugamos como nunca, perdimos como siempre, es la vez de ganamos como nunca, jugamos como siempre. Ojala. Máxima confianza, mucho miedo.