Acelerón final a ritmo de medalla

Lo de los jamaicanos es de traca. En la pista de calentamiento se ve a Bolt haciendo el payaso con todo el que pasa por allí mientras que Blake no para de hacer eso que el llama la bestia y yo llamo el gato. El resto de corredores están extremadamente concentrados pensando en el desarrollo de la prueba y muchos ponen cara de perplejidad cuando se cruzan con estos dos. Es como si pensaran: tiene narices la cosa, yo aquí todo tenso y agobiado y estos dos de cachondeo y encima van y nos ganaran. Efectivamente, entonces van, corren la final de los 400×100 y baten el récord del mundo. Y continua su show, dan la vuelta de honor al estadio, se abrazan con la gente, hacen sus payasadas, vamos, montan un show en toda regla.
Un juez viene a pedirle a Bolt el testigo que han utilizado en la prueba y este no se lo quiere dar. Lo guardara como recuerdo, como tesoro nacional, como lo que sea, pero el juez lo quiere, lo quiere y lo quiere. Así que al final cede y se lo entrega, el reglamento establece que para homologar el récord del mundo hay que pesar el testigo (¿para qué? ¿por qué? Quien sabe). Minutos más tarde se lo devuelven, Bolt agradece y se disculpa por el mal rato que le ha hecho pasar al juez, no pasa nada.

Molan o no molan los condenados. Claro que molan.

Izaskun, la reportera de tve, entrevista al equipo jamaicano en pleno, Bolt en vez de hacer caso a las preguntas esta jugando con el radio control del cochecito encargado de llevar las pértigas, discos y pesos.
Entrega de medallas, hace una hora que se han acabado todas las competiciones del estadio pero muy pocos se han ido de vuelta a sus casas, están esperando a la ceremonia. Bolt aparece y se dirige al publico para que haga la ola. Como si fuera un director de orquesta, va girándose con todo el estadio y termina haciendo la ola. Se ríe. Es feliz.

Usain Bolt es uno de los más grandes corredores que ha dado la historia. También es todo un espectáculo. El mundo del deporte necesita un poco de ambos. También necesitamos más equipos como los jamaicanos. Como se lo pasan los tios.

Temprano empezaba el día para nuestros deportistas con las pruebas de piragüismos. Teníamos participación en tres de las finales y alguna de las medallas tenía que caer de nuestro lado porque teníamos posibilidades en todas. El primero en abrir el fuego era Saul Craviotto, medallista de oro hace 4 años en dúo. En esta ocasión era en 200 metros, una prueba muy rápida y explosiva que es una especie de 100 metros lisos de atletismo pero en piraguas. Saul ha salido muy rápido pero había un británico que era una autentica bestia imposible de batir. Por suerte, solo ese pudo acaba delante de Saul, por lo que conseguíamos otra medalla de plata más, la tercera de este deporte en estos juegos.
El siguiente en competir era Sete Benavides, también en la misma distancia pero en otra modalidad. Aquí ha sido imposible acercarse a los tres primeros de ninguna de las maneras y Sete ha acabado cuarto. La misma suerte ha corrido Teresa Portela, solo que aquí corría contra las mejores del mundo y no se esperaba ni que hiciera quinta, por lo que la cuarta plaza ha sido un gran puesto.
Resumiendo en cifras el piragüismo en los juegos: 3 medallas, 5 diplomas. 8 deportistas, 100% de botín olímpico, otro federación que parece saber lo que hace.

La siguiente emoción del día venia en la vela. El equipo formado por Tamara Echegoyen, Angela Pumariega, y Sofia Toro competían contra una embarcación de Australia por el oro en su categoría, la clase Elliot de 6 metros. Es una competición donde se navega uno contra uno, en barcos tripulados por tres mujeres que miden 6 metros de largo (¿se entiende? creo que esa fase necesita mejores signos de puntuación, pero lo voy a dejar así). Es al mejor de 5 regatas por lo que ganar 3 basta.
La primera y segunda regatas transcurrieron sin ningún acontecimiento digno de mención, en la primera España tomo la cabeza muy pronto y gano y en la segunda lo mismo pero al revés, así que 1-1 en el marcador. En la tercera regata sucedió un hecho dramático, las españolas iban primeras en la empopada (cuando reciben el viento de cola y se hinchan las velas al máximo)  a muy buen ritmo y de repente las australianas cogieron una velocidad endiablada que no solo las hizo adelantar a la española sino hacer peligrar su embarcación. Al intentar realizar un giro, las velas se enredan, pierden el control de la embarcación y de repente una de las tripulantes del barco ha desaparecido, la capitana. A los pocos segundos se la ve desesperada nadando para regresar al barco pero todo es un desastre. Logran controlar el barco y suben a la capitana a trancas y barrancas ante la atenta mirada de los jueces que ni se inmutan (supongo que no pueden intervenir si no existe un gran peligro). La regata esta totalmente perdida y el 2-1 sube al marcador. En la cuarta regata las australianas salen furiosas desde el principio y se hacen con una gran ventaja imposible de recortar, 2-2. En la quinta y definitiva, las embarcaciones se marcan de cerca y ninguna es capaz de distanciarse la una de la otra. En la primera boya pasan las españolas primeras pero en la empopada las australianas se acercan peligrosamente. Entonces empieza un juego estratégico entre embarcaciones que intentan cortarse el paso las unas a las otras y provocar una sanción del equipo contrario. Tras unas maniobras arriesgadisimas, las españolas logran hacer caer en la trampa a sus rivales y les meten una sanción (esto lo deciden los jueces, pero la tienes que reclamar tu agitando una banderita dentro del barco a la vez que manejas decenas de cabos), que implica tener que realizar un giro de 360 grados. Es ventaja suficiente para que nuestro equipo navegue con placidez el resto de la prueba y se haga con la victoria y la medalla de oro.
Como era una final por fin tve se digno en ofrecer la prueba completa y es una lastima, porque ojala hubiera emitido alguna más, ya que son carreras extremadamente emocionantes. Las españolas han realizado unos juegos excepcionales ya que han estado disputado regata tras regata casi todos los días. Es un oro, es lo máximo, pero se lo han merecido sin dudas, han sido las mejores de las mejores.
Un pequeño jarro de agua fría: al igual que con el windsurf, esta categoría no se disputara en los juegos de Rio. No podremos intentar revalidad dos de nuestras medallas de oro.

La siguiente disputa de metal del día era en balonmano femenino. Jugábamos por el bronce contra Corea, el equipo que nos había ganado fácilmente en el estreno y sobre la que queríamos clamar venganza. El partido estuvo muy disputado en todo momento, aunque un inquietante 6-10 a favor de las coreanas en el minuto 21 de la primera parte nos hacia temer lo peor. Una reacción extraordinaria de nuestras chicas con un parcial de 6 a 0 decantaba las cosas a nuestra favor, pero las coreanas lograban llegar al final del primer tiempo con empate a 13 en el marcador.  La segunda parte también estuvo muy igualada, concluyendo con un 24-24 en el marcador que nos llevaba a la primera prorroga. Nuevamente termina igualada, a 28 tantos. Le debemos seguir vivos a la portero suplente, Mihaela Ciobanu, que le para un 7 metros (penalty) a las coreanas. Pero también se lo debemos a la titular Silvia Navarro, que para mi es como la Casillas del balonmano. En la segunda parte, la suplente vuelve a salir en dos siete metros consecutivos que también detiene. Esta vez si lo aprovechamos, esta vez nos ponemos por delante y no dejamos que nos cojan en el marcador. Ganamos el partido y nos hacemos con el bronce… ¡nos hacemos con el bronce!
Que gran resultado para nuestras guerreras olímpicas que no se sabía exactamente que esperar de ellas. Se tenían grandes esperanzas depositadas pero la lucha por las medallas eran palabras mayores. Y ahí están, un bronce que casi sabe a oro. Y merecidisimo, que manera de disputar los partidos, de correr, de no dar un solo balón por perdido. Es de lejos el equipo que más me ha gustado de todos los nuestros y he disfrutado una barbaridad con sus partidos. Este balonmano si que resulta tremendamente entretenido, parece más ágil y dinámico que el masculino aunque sea con menos fuerza. Quizá sea por eso. Da igual, lo que importa es que han hechos unos juegos espectaculares , se han dejado el alma en el campo y han llegado mucho más lejos de lo que el más optimistas pensaba. ¡Adoro a nuestro selección de balonmano femenino!

La ultima opción de medalla del día y la gran esperanza del atletismo venía a través de Ruth Beitia. Venia de ganar el europeo y las marcas de todas las competidoras dejaban un hueco para la esperanza. Ruth es la capitana del equipo de atletismo al ser la más veterana y yo casi no recuerdo cuando empezó a competir sin mirar la wikipedia. Llevo viéndola saltar hace tantos años que para mi es una constante de cualquier campeonato y aunque le faltaba unos pocos centímetros para estar con las más grandes, siempre daba lo máximo en todas las competiciones. Solo le faltaba una medalla olímpica y hoy podía ser el día, tenía que serlo porque no parece probable que acuda a los próximos juegos.
En la pista a Ruth se la veía bien, incluso esbozaba una pequeña sonrisa antes de cada salto, ¡se la veía tan confiada! Saltaba 1,89 y 1,93 a la primera, bien. El 1,97 se le atragantaba y solo lograba superarlo en el segundo intento, surgían dudas. Pero en 2,00, Ruth hizo un salto extraordinario y lo paso a la primera. Era el salto que todos los expertos calculaban que servia para medalla. En ese momento solo quedaban 3 atletas más aparte de Ruth y era tercera.  Si la que ocupaba la cuarta posición no superaba 2,03 conseguiría la medalla. Pero por desgracia lo hizo y dejo a Ruth ante un imposible: batir su propia marca y el récord de España. Lo intento, con toda la fe del mundo, pero no fue capaz. Tampoco hubiera servido como mucho, ya que hubiera tenido que saltar 2,05 para superar a cualquiera de sus rivales, más que un imposible.
Cuarta posición, el mejor puesto de todos los atletas en estos juegos olímpicos. Se merecía medalla, por todo su esfuerzo durante todos esos años, por su entrega, por su fe, por compromiso. Pero no ha podido ser y con ella perderemos una de nuestras atletas más honestas. Una pena. Pero Ruth siempre ha sido grande y siempre lo sera, aunque no haya logrado la gloria olímpica.

Y esto se acaba gente. Yo estoy extremadamente cansado ya y tengo ganas de ver la que se supone va a ser una espectacular ceremonia de clausura. Mañana tenemos el maratón, una carrera de mountain bike donde tenemos opciones y la final de baloncesto entre España y USA, que no nos pase nada. Se acaban, no me digáis que no os lo advertí que luego lloráis… yo lo haré. 

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *