¿Halloween? ¡Paparruchas!

Cuando yo era niño Halloween no
existía. Sí, en los dibujos animados y en alguna que
otra serie familiar había el típico capitulo donde los
niños se disfrazaban para ir a la caza de dulces y caramelos.
Pero el Coyote no moría al caer de un barranco o los
Picapiedra comían malteadas y no por ello tenía que ser
verdad. Así que Halloween simplemente no existía. El
día 31 no era nada de nada y a nadie le importaba un pimiento.

Sin embargo el día 1 era otra
cosa: el día de todos los Santos, el día del
cementerio. Si no tenías ningún allegado difunto era un
día de fiesta como otro cualquiera, pero si sí lo
tenías, amigo, tu vida ese día no era nada agradable.
Para empezar tenias que pegarte un madrugón importante para
evitar los atascos, ya que las cercanías de los cementerios
parecían la M30 en plena congestión, y por supuesto,
tenías que aparcar en los quintos pimientos ya que no había
ni un hueco libre. De allí a la entrada del camposanto te
enfrentabas con todo un rosario de vendedoras de flores, cientos y
cientos de puestos en los que te clavan una barbaridad por unos ramos
que el día anterior estaban tirados de precio. Vamos, que más
que un cementerio aquello parecía más un mercadillo
porque incluso había algún puesto de bebidas y frutos
secos. Un puesto o dos de ropa y otro de melones y no tendría
duda de que realmente era el mercadillo.

Pero dentro era otra cosa, no había
ese mercadeo pero el trafico de gente era enorme. A buscar la tumba
en cuestión y una vez allí, primero a limpiar y tirar
las flores que ya están secas de hace meses. Luego colocas tu
ramo, estas allí un tiempo indeterminado en silencio, se
supone que presentado tus respetos o pensado en las musarañas
y cuando ya te has cansado te vas. Eso es todo, divertido, ¿eh?
Bueno, también esta la modalidad “estoy peleado con una
parte de la familia”, que entonces da lugar a algún tipo de
cotilleo estúpido y a critica despiadada. Las flores son la
pista. Si no hay nuevas, es que no no han venido, que vergüenza,
que bochorno, como se nota que solo le querían por el interés.
Si hay flores nuevas, es que han venido pero se han levantado más
temprano que tu para evitarte, esta claro. ¿Y qué me
dices de las flores? Si son poca cosa pues que agarrados son, y son
mucha cosa lo hacen para darte envidia esta claro, ¡qué
malos que son! Y se acabo la diversión, que tampoco da para
mucho más el tema. Bueno, sí, para recordarlo el resto
del año y tirarlo en la cara en el momento adecuado. Pero no
creáis, que las buenas costumbres se están perdiendo.
Ahora se lleva lo de incinerar, y no es lo mismo. No hay tumba que
visitar y el día de todos los santos es… el día de
estar tumbado todo el día en casa, o de ir al cine, si
apetece.

Así que no puedo entender como
la gente se ha tenido que buscar una fiesta ajena a nuestro folclore,
tan rico y lleno de detalles apasionantes. ¿Es qué no
teníamos ya suficiente diversión? Así nos van
las cosas.

huesitosanto.jpg

Eso sí, nuestra fiesta tiene una
cosa espectacular que ahora mismo no sé si solo es típico
de Madrid: los buñuelos de viento y los huesos de santo. Como
bien dice su nombre, los buñuelos están rellenos de
viento. Bueno no, suelen ser de nata, pero cuando les pegas el primer
mordisco notas como que hay un espacio vacío bastante
abundante, evidentemente el viento, que esta rico pero que no llena
mucho. Están bien pero no matan. Sin embargo los huesos de
santo es una de las delicias más grandes que jamás ha
inventado el hombre. Son cilindros cuyo exterior de mazapán
asemeja un hueso y cuyo relleno suele ser variado aunque lo normal es
que lleve yema, aunque ultimamente llevan de todo. Es un placer
celestial y donde haya un huesito de santo que se quiten cientos de
Halloween de estos. ¡No os muráis sin haberlos probado u
os arrepentiréis de por muerte!

Ah, se me olvidaba. ¿Tu
mandarías a tus hijos a ir por las casas de noche a que un
desconocido les de caramelos? ¡Yo ni loco, que hay mucho
pervertido suelto!

4 comentarios en “¿Halloween? ¡Paparruchas!

  1. >
    No sé como será en el resto de España, pero en Galicia esa es una tradición que se da en carnaval: Los niños se disfrazan y van pidiendo los dulces típicos de esta fiesta (filloas y orellas) por las casas del barrio.
    En cuanto a Halloween, parece ser que aquí sí existió una cierta tradición, de origen celta llamada el Samaín. Algunas personas mayores dicen haber visto de niños melones (no calabazas) con una vela dentro.

  2. La inmigración y los hispanoamericanos supongo que también habrán contribuido a traernos el Halloween… Y bueno, a mi particularmente todo lo que sea fiesta y cachondeo no me molesta en absoluto. XD
    FOXXXXXXXXX

  3. ¿Los emigrantes e hispanoamericanos? No lo creo. Esa americanización lenta y plausible que vemos sufrioendo. Pero bueno que le vamos a hacer.
    Yo tengo entendido que en Cataluña había una fiesta (Que ahora ocupa Halloween):había un siniestro pasacalles lleno de monstruos deformes, demonios, brujas y por supuesto petardos…como no. Pero somos tan tontos que nos olvidamos de lo nuestro y vemos lo de los demás como algo fantástico.
    Terminaremos teniendo el himno americano ya verás, jejeje
    Menos mal que algunos de nosotros somos frukinmunes…a las gilipolleces

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