Comenzar a leer la página de wikipedia de esta gimnasta norteamericana es una tarea simplemente abrumadora. Medallas olímpicas, campeonatos mundiales y todo tipo de números estratosféricos que la convierten en una de las gimnastas más importante y con más éxitos de toda la historia. Es por eso que en unos juegos olímpicos falto de estrellas, ella era la que sin duda iba a acaparar todos los focos de la competición. Había ganado 5 medallas en Río, 4 de ellas de oro y todo hacía presagiar que podía conseguir los mismos o más metales en esta edición. Era la favorita no solo para ganarlo todo, sino para convertirse en la reina absoluta de estos juegos. Pero a la hora de la verdad algo falló en su cabeza y Biles decidió abandonar la competición. En ese momento fue la persona más valiente que había en aquel pabellón, en aquel momento fue la persona más valiente de todo el planeta.
A nivel competitivo sus números son incontestables: 30 medallas entre juegos olímpicos y mundiales, los números de la gimnasta más exitosa de la historia. Pero a pesar de que son impresionantes, más impresionante es la lista de habilidades que ha realizado a lo largo de su carrera, incluyendo el salto más difícil existente en suelo y que a día de hoy nadie más ha sido capaz de realizar. No solo es que haya ganado más que nadie, es que lo ha ganado de la manera más difícil posible. Esta a la altura de deportistas míticos como Michael Jordan, Usain Bolt, Michael Phelps, etc, etc. No necesita hacer nada más en su vida para demostrar absolutamente nada. Ganar más o menos medallas en Tokio solo iba a aumentar un número ya de por si mítico. A estas alturas Simone ha demostrado de sobra que forma parte del olímpo del deporte y que va a estar ahí para toda la historia.
En estos juegos simplemente había que descubrir el numero total de medallas que se iba a colgar al cuello. La ronda clasificatoria, esa que determina que equipos pasan a la final y que gimnastas van a competir individualmente por medalla no pudo ir mejor para Biles: primera posición de todas las participantes y clasificada para la final de los cuatro aparatos. Sin embargo, un vistazo a su concurso dejaba algunas dudas. Pequeños fallos, saltos con bastantes dudas, alguna que otra falta de concentración. Biles había hecho un concurso excelente pero no sobresaliente del todo. Era como si le faltara algo, como si le faltara ese puntito extra que tienen los ganadores.
Y llegó la final por equipos. Estados Unidos empezaba la rotación en salto. El turno de Biles llegó y tras una veloz carrera hizo un salto rarísimo, como si se hubiera quedado a la mitad de terminarlo. Fue corriendo a hablar con sus entrenadores y más tarde abandono el pabellón para acudir a los vestuarios. Nadie sabia que pasaba. Pasados unos minutos salió con un vendaje en el pie y la noticia de su retirada. Se hablaba de una posible lesión, de que algo había pasado en ese salto que pudiera haber lastimado su pie. Pero nada de eso, se retiraba por una lesión, pero no de tipo físico, sino de tipo mental. El cerebro de Biles había dicho basta, no podía más. Hacía solo dos días que había puesto en su cuenta de instagram
“A veces realmente siento como si tuviera el peso del mundo sobre mis hombros. Parece que me lo puedo quitar de encima y que la presión no me afecta, pero a veces es difícil hahaha!”.
En ese momento decidió hacer lo mejor para ella y para su equipo, abandonar la competición. No estaba para competir. Podía haber seguido haciéndolo, podía haberse obligado a subirse a cada aparato y forzar a su cuerpo a hacer lo que su cabeza no quería. Hubiera sido un desastre. Podía haber ido desde una catarata de fallos desastrosas a una posible lesión que la hubiera apartado del deporte de por vida. Seguramente habría sido algo terrible ya que para competir en este tipo de eventos uno necesita estar tanto física como mentalmente al 100%. Puede parecer que dejó a su equipo en la estacada, pero todo lo contrario, viendo que ella no era capaz de competir dejó paso a una de sus compañeras que en las actuales circunstancias lo haría mucho mejor. Hizo lo correcto para todos, pero sobre todo hizo lo correcto para ella misma.
Como no podía ser de otra manera, las redes han echado fuego con este tema. Millones de mensaje de apoyo, como no podía ser de otra manera. Pero siempre hay unos cuantos imbéciles que no se han movido del sofa en su vida y que hablan de que si un deportista de verdad haría esto o lo otro, o de que si los atletas de ahora se están volviendo demasiado blandos. Pues todo lo contrario, los deportistas de ahora se están haciendo más fuertes que nunca. Tener el valor de abandonar una competición de esta manera por un problema de salud mental es uno de los actos más valientes que he visto en mi vida. La mayoría de todos nosotros, el que esto suscribe incluido, habría agachado la cabeza, seguido en competición y seguramente fingido una lesión a la menor oportunidad. Hubiéramos optado por la solución más cobarde. Simone decidió ser fuerte y plantarse, demostrando al mundo que incluso los más grandes, los más capaces, los números uno, tienen sus momentos de flaqueza. Fue el acto más valiente de toda su carrera deportiva y el más arriesgado de toda su carrera. Simone Biles no es solo una de las gimnastas más extraordinarias de toda la historia, es una de las personas más valientes de toda la humanidad.
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