No sé como habrá sido en el resto de España, pero en Madrid hoy(ayer) se respiraba un ambiente diferente. En la radio, en la televisión, en los periódicos solo se hablaba de una cosa y era de la votación del comite olímpico para elegir la ciudad organizadora de los juegos del 2016, que como todos sabéis ha sido Río de Janeiro…
Muchos, yo incluido, teníamos muy claro que no íbamos a conseguir esos juegos olímpicos de ninguna manera. En mi caso por la dichosa rotación entre continentes, pero sobre todo porque Londres esta extremadamente cerca de nuestro país. No me entraba en la cabeza que los del COI, inquietos turistas y cazadores de gangas, quisieran viajar a dos localizaciones tan cercana la una a la otra y perderse la oportunidad de ver mundo. Para mi fue un error en su día presentar la candidatura cuando estaba claro que nos la íbamos a dar, pero con el paso del tiempo la he ido viendo como una inversión para el año 2020. Es decir, mantienes la estructura organizativa de la comisión que se dedica a esto, mejoras todo aquello que sea necesario mejorar, vas camelándote a los miembro del COI y les da la sensación de que ya toca, etc, etc. Evidentemente todo esto ha sido un gasto de dinero brutal y no os quiero decir como esta Madrid de obras ahora mismo, algunos barrios parecen zona de guerra. Pero mira, si en el 2020 las organizamos, pues bien esta lo que bien acaba. Aunque eso sera tema para dentro de cuatro años.
Era pesimista, mucho. Pero hoy la cosa ha sido diferente. Se palpaba algo en el ambiente. Según se iba acercando la hora la gente preguntaba si había sido la votación, quien había pasado ronda y como. Por algún motivo intangible nos lo estábamos empezado a creer, estábamos empezando a ilusionarnos y a pensar que lo de las rotaciones y demás historias eran una soberana tontería. Yo he vivido las votaciones muy nervioso enganchado a la radio y alegrándome de cada eliminación como si mi equipo de fútbol marcara un gol. Había nervios, ansiedad, miedo… Cuando llegamos a la final con Río estábamos a punto de creérnoslo, a puntito. Pero al final la brutal y amarga realidad y la triste decepción. Por mucho que me dijera a mi mismo que no nos la iban a dar, mi corazón pego un vuelco el día de hoy y empece a pensar totalmente lo contrario.
Me encantan los juegos olímpicos y espero que para el 2020 nos lo llevemos de calle, creo que es nuestro momento, la hora de la verdad. La ciudad ya esta en obras permanentes, no creo que vaya a alterar nuestras vidas más de lo que nos la están alterando ahora mismo. Empieza otra carrera, esta vez tenemos que llegar a la meta.
Bueno, es que el proyecto de Madrid era bueno, y al compararlo con el resto, uno se lo empezaba a creer. Ójala toque en 2020, pero creo que la ocasión de Madrid era 2012, que no tengo muy claro porqué se llevó Londres con una propuesta muy mala. De hecho, a ver qué nos ofrecen, porque creo que van a hacer bastante el ridículo cuando comparen esas olimpiadas con las que montaron los chinos.
Confieso que yo no estaba nada ilusionado con estas Olimpiadas, ni con ninguna, desde hace años, por la cantidad de intereses espurios que se han ido agrupando alrededor del COI –o de las propias candidaturas-.
Alguien debería reflexionar sobre el funcionamiento de este organismo, o de otros tipos FIFA, o UEFA, cuyos propósitos quedan retratados a la hora de elegir Suiza como sede, buscando opacar aún más sus movimientos.
Sobre esta candidatura de Madrid he leído, entre otras muchas cosas, que Rogge engañó a Gallardón para que hubiera una finalista europea –Roma, Berlín y París no se presentaron porque sabían que no había posibilidades, y decidieron esperar a 2020-.
La candidatura de Río ha sabido jugar sus bazas, y eso que contaba con tres aspectos muy negativos: el hecho de celebrar un Mundial de fútbol dos años antes, no tener construida casi ninguna de las infraestructuras necesarias, y la altísima inseguridad ciudadana.
Pero hay que reconocer que lo del mapa con las localizaciones de los distintos juegos olímpicos fue muy impactante.