Esta pegando fuerte entre la critica esta película recién estrenada en nuestro país (aunque es del verano del año pasado, vamos que ya esta disponible en los canales habituales). Esto esta provocando que mucha gente se acerque a los cines a ver esta supuesta maravilla y se quede un poco extrañado al encontrarse ante una cosa diferente y bastante particular. ¿Es Drive una obra maestra o un bluff de proporciones épicas? Pues depende de los ojos con los que se mire.
La historia que narra Drive no es algo demasiado novedoso ni que hayamos visto ya en anteriores ocasiones. El protagonista es un conductor «profesional» que se dedica a cualquier trabajo relacionado con las cuatro ruedas, desde ser especialista en escenas arriesgadas de acción a conducir el coche de la fuga en atracos a mano armada. Es un ser bastante amoral que parece únicamente interesado en sus cosas y cuya filosofía de vida parece un poco el vive y deja vivir o yo no me meto en tus cosas, tu no te metas en las mías Pero algo pasa, porque sino no habría película, y es que nuestro protagonista entabla relaciones con su vecinita, una persona bastante modosita, mona, con un niño y cuyo marido esta en la cárcel Poco a poco se van cogiendo cariño hasta que ocurre algo que… no quiero extenderme mucho más para no chafar la película, pero estamos en una de esas situaciones de estar en el lugar equivocado en el momento equivocado y con las personas equivocadas. O también de «quería salirme pero me vuelven a meter dentro». Vamos, un thriller de esos que poco a poco va arrastrando a los protagonistas a su perdición.
Pero entonces, ¿es una película que ya hemos visto decenas de veces? Pues sí. ¿Y por qué es diferente? Porque lo es… en su manera de estar rodada. Es una película lenta, que tiene un ritmo muy pausado y acentuado y cuyos protagonistas más que hablar dejan caer las palabras. Es algo que puede irritar bastante, pero que si los aceptas de buen grado y dejas que te arrastre se disfruta una barbaridad. Si estáis pensando en arte y ensayo estáis en el camino correcto ya que en muchas ocasiones es más un ejercicio de estilo que una película que quiere contar una historia. Incluso el que su protagonista no tenga nombre es un elemento que alude a las películas de Sergio Leone donde Clint Eastwood tampoco lo tenía y era una especie de ser mítico amoral que deshacía entuertos según le viniera en gana.
Uno de sus puntos fuertes y que termina por decantar la balanza es su banda sonora que es totalmente ochentera pero no de los ochenta. Es decir, que no son canciones que se crearon en esa década, sino que se han creado en la actualidad recreando como sonaba la música de entonces y suena tremendamente bien. Es ese elemento que te hace meterte de lleno en la película, como si estuvieras viendo algo de otra época, un cine que hace muchos años que no se hace, aunque en realidad nunca se hizo así.
Drive es una gran película, pero hacen falta los ojos adecuados para verla. Y esos ojos dependen de como vea el cine cada uno, no tiene más ni menos. Pero al menos es algo diferente y eso es algo que siempre se agradece.