Mi vida cambió gracias al vídeo con disco duro

Parte de lo que voy a contaros hoy me
parece de perogrullo y podríamos englobarlo dentro de la
categoría “cosas que casi todo el mundo sabe”. Lo que pasa
es que cuando se lo cuento a alguien en la vida real se queda
alucinado como si estuviera hablando de algo de otro mundo. Así
además cubro el expediente y os explico como es posible ver
mucha televisión con muy poco tiempo al día.

videobeta.jpg

El primer capítulo de Cuéntame
comienza con la llegada del televisor a la casa de los Alcantara. Si
hicieran una serie de mi vida, sin ninguna duda, la llegada del vídeo
Beta sería el acontecimiento elegido para empezar la serie.
Un vídeo beta de los buenos, ojo, creo que era Sony (¡lo es! ¡es el de la foto, en internet puedes encontrar cualquier cosa) y que a mi
padre le costo por entonces unas 100.000 pesetas, y con por entonces
me refiero a principios de los 80, ¡un pastizal! Y que pronto
lo amortizamos, grabábamos montón de cosas y teníamos
todas las cintas etiquetas y perfectamente ordenadas. ¡Qué
disgusto el día que se nos trago una cinta! Pero nada,
destornillador por aquí y por allá y todo arreglado.
Una vecina mía tenia un 2000, uno de los tres sistemas
existentes en la época (el otro era VHS) y nos daba muchísima
envidia porque a ella las cintas de cuatro hora le duraban ocho por
aquello grabar en LP. Pero no importaba, nuestro vídeo Beta
era mejor y así lo iba a ser a lo largo de los años…

El vídeo domestico ha formado
parte de mi vida desde que tengo memoria y me es tan importante como
la tele. Por supuesto, cuando el Beta se quedo desfasado me compre un
VHS y cuando me fui a vivir con mi novia y ella se trajo su VHS
consigo fue el éxtasis. ¡Podíamos grabar una cosa
mientras veíamos otra! ¡O grabar dos cosas a la vez! Que
maravilloso fue aquello. Aunque lo de las cintas era un engorro.
Rebobina, para adelante, para atrás, mira a ver si esa cinta
tiene hueco, a ver donde grabo esta… Vamos, que se perdía
mucho tiempo en la logística del invento, aunque como era lo
único que había, pues a aguantarse y punto.

A finales de los 90, un amigo mio,
pirado por los ordenadores y todo lo referente a la tecnología,
nos mostró su última adquisición recién
traída de los USA: un Tivo.
Aquello era ciencia ficción, un cacharro que grababa las cosas
en un disco duro como el de los ordenadores, ¡sin cinta ni
nada! No me acuerdo lo que le costo, pero una pasta gansa, pasta que
yo no tenía y que me podía gastar en mucho tiempo. Así
que simplemente quedo como una de esas cosas maravillosas que hay en
la vida pero que están reservadas para otros… hasta que
pasaron unos años y empezaron a hacerse populares, y entonces
nada pudo evitar que pusiera las manos sobre una de esas maravillas.
No un Tivo, porque esas cosas parece que no han salido de Estados
Unidos, sino un vídeo grabador con disco duro, como si fuera
un vídeo VHS, pero sin cintas. Y entonces mi vida cambio…

videohdd.jpg

La gozada de este tipo de vídeos
no es solo que puedes grabar cientos de cosas en el disco duro y
verlas cuando te apetezca (yo tengo varias temporadas de CSI
atrasadas para cuando no hay absolutamente nada que ver por la tele),
sino que puedes ver la tele “en diferido”. Me explico, este tipo
de aparatos cuenta con un buffer temporal que va almacenando lo que
echan en la tele en ese momento. Es decir, tu lo enciendes, lo pones
en la primera cadena y el guarda (en mi caso) hasta tres horas de lo
que estén emitiendo. Esto quiere decir que te puedes ir a
hacer la cena, volver y “echar para atrás” para ver que
han echado hace media hora o hace cinco minutos. ¿Y qué
utilidad tiene esto? Pues que si empiezas a ver todo un poco más
tarde, como quince o veinte minutos, te puedes ir saltando los
anuncios tranquilamente, con lo que aprovechas el tiempo al máximo.
Ojo, y también es posible ver algo que tienes en el disco duro
mientras el vídeo graba otra cosa, ¡menudo invento!

La gente de mi trabajo me contaba que
muchas series eran un rollo porque se tenían que tragar los
anuncios, o que tenían que hacer rápido la cena porque
empezaba la serie, etc, etc. Vamos, que les controlaba la televisión.
Yo sin embargo, enciendo al cacharro y me pongo a hacer otro tipo de
cosas, luego ya veré lo que me apetece cuando tenga tiempo o
cuando me apetezca. De esta manera las series me duran 45 minutos y
no una hora. O el programa de baile me lo ventilo en medía
hora si en ese momento ponen resumen chorras. ¿Por qué
tengo que ver la televisión como ellos quieran? Yo soy el que
mando y veo las cosas a mi manera. De esta forma podrás ver
mucho más en menos tiempo y dejar de sufrir por ello.

¿Por qué os cuento todo
esto? Porque la mayoría de mis amigos tenían vídeo
pero no lo usaban y desde que se implantó el DVD dejaron de
hacerlo. El DVD mató al VHS y la gente se ha quedado tan
pancha y tan esclavizada por la televisión. Yo sigo grabando
aprovechándome de los últimos avances de la tecnología
y soy muy feliz. 80 GB de disco duro me dan para 120 horas de
grabación, y eso que el que tengo tiene ya 3 años. Los
que salen ahora tienen 400GB y dan para 1000 horas… ¡qué
ganas tengo de echarle el guante a uno de esos!

4 comentarios en “Mi vida cambió gracias al vídeo con disco duro

  1. En la tela normal no, pero le sumas el satelite digital y ya tienes unas cuantas series para meterle caña. Ahora mismo tengo smallville de fondo mientras escribo esto, porque no merece ponerle los cinco sentidos 😉

  2. Luego llegó el ADSL y la mula, y los que no vemos realities, pues nos compramos un cable para enchufar el portátil a la tele, y se acabó. Eso sí, mi madre sigue usando el VHS de forma abusiva. Le regalaría un disco duros de esos, pero lo mismo no lo sabe usar xD

  3. Yo acabe por montarme un barebone debajo de la tele, conectado al ordenador que tengo todo el dia con la mula. Asi no tengo los cables del portatil por medio del salon.
    Asi, ademas tengo el MAME y los emuladores de los ordenadores viejos conectados a la tele grande, con el fantabuloso X-Arcade 🙂

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